Una ilusión
Los pocos datos disponibles indican que las mujeres venezolanas no reciben cirugía plástica más que sus contrapartes en otros países.Pero la Sra. Gulbas, el antropólogo, dijo que las cirugías adquieren un alto estatus gracias a la importancia de la belleza aquí y una creencia de que los procedimientos cosméticos ayudarán a proyectar una imagen de éxito.
"Existe esta idea en Venezuela de" buena presencia "," buena presencia "," ella dijo. "Eso se comunica que tiene ciertos aspectos que dicen que usted es un trabajador duro, un buen trabajador, una persona honesta." Y añadió: "Hay una virtud relacionada con la búsqueda de cierta manera."
Cada día, Yaritza Molina organiza varios maniquíes en la entrada a la pequeña tienda de ropa que gestiona en Coro, una ciudad en el oeste de Venezuela, siempre atenta a colocar dos por delante de los demás. "Estas son las princesas," dijo, "porque tienen el mejor busto."
"Tengo muchos clientes que vienen aquí y dicen:" Quiero verme así maniquí '", dijo la Sra. Molina. "Yo les digo, 'OK, a continuación, obtener una operación." "
Como en muchos países, hay peligros a la obsesión.Durante los dos últimos años, los medios de comunicación locales han informado de varios casos en que las mujeres murieron después de recibir inyecciones de fallos destinados a concretar las nalgas, a menudo en clínicas sin licencia.
El salto en las ventas proporcionado por los maniquíes de gran reventado permitió Sra. Corro y el Sr. Álvarez para construir un nuevo taller de este año, en el que se hacen a mano en un proceso sorprendentemente baja tecnología.
Decenas de maniquíes parcialmente terminados estaban en filas ordenadas, como robots silenciosos con pechos exagerados, teniendo la estética femenina exagerada que predomina aquí y empujar a sus límites más lejanos.
En un día reciente, alrededor de una docena de personas estaban en el trabajo. Algunos aplica una fina capa de una resina de pasta marrón y tiras de fibra de vidrio dentro de moldes, dejó que se seque y luego pried los torsos, brazos artificiales, y los frentes y espaldas de cuerpos de plástico.Otros pegan los partes maniquí juntos, ellos pintado con aerosol o establecer maniquíes terminados, listos para su entrega en la parte trasera de una camioneta, con las palabras "Jesús es mi paz" escrita en letras grandes en el parabrisas.
La yuca y el maíz aumentaron en pequeños parches granja cercana. Desde una casa al otro lado de la calle, el rostro de Chávez se asomó desde un póster sobrante de las elecciones del año pasado. Parecía mirar por encima de la pared en las formas femeninas exageradas en el interior del taller.
La Sra. Corro, el co-propietario, explicó los cambios en los maniquíes más de unos pocos años: pechos grandes, nalgas grandes, cinturas esbeltas. Hasta hace poco, "los maniquíes eran naturales, al igual que las mujeres eran naturales", dijo. "La transformación ha sido a la vez de la mujer y de la maniquí."
María Angola, otro fabricante maniquí en Valencia, dijo que los estilos más antiguos proceden de Europa o Estados Unidos, y apenas reflejan las constituciones de las mujeres reales a su alrededor.
"Ellos hacen tan flaca", dijo.
A pocos kilómetros de taller de la Sra. Corro, los trabajadores utilizan un proceso similar para construir maniquíes en un pequeño taller en la azotea dirigido por Daniela Mieles, de 25 años y su familia.
Mientras que los maniquíes de la Sra. Corro dio un salto cualitativo en la forma de su cuerpo hace varios años, la Sra. Mieles dijo que los bustos y glúteos de maniquíes de su familia habían ido creciendo para mantenerse al día con las tendencias en cirugía plástica.
Ahora han llegado a una forma de que su marido, Trino Colmenarez, de 32 años, llama "estrambótico", una palabra que puede ser mejor traducido como "extravagante".
Las ventas son buenas, y la Sra. Mieles dijo que ella y su esposo habían comenzado a ahorrar dinero para que pudiera conseguir los implantes mamarios a sí misma. Una operación en una clínica privada puede costar alrededor de $ 6350, la Sra. Mieles dijo, una cantidad equivalente a tres meses de gastos básicos de su hogar, como alimentos, servicios públicos y otros costos de vida.
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